Ángela Ruiz Robles, la maestra inventora

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Se viene a este mundo no solo a vivir nuestra vida lo más cómodo y mejor, sino a preocuparse de los demás para que puedan beneficiarse de algo ofrecido por nosotros

La vocación pedagógica de Ángela Ruiz Robles provenía de su voluntad de ayudar a los demás. Era una mujer inteligente y decidida que no flaqueaba en su empeño por hacer lo que creía correcto. Centró su vida en la enseñanza a la que dedicó todos sus años de maestra, sus múltiples libros de texto y sus inventos revolucionarios. Con el diseño de la Enciclopedia Mecánica, que perseguía hacer más atractivo y cómodo el aprendizaje, se convirtió en la precursora del libro electrónico.

Ángela Ruiz Robles nació en Villamanín (León) en 1895. Cursó sus estudios superiores e impartió sus primeras clases en la Escuela de Magisterio de León. En 1917 fue docente y directora en Gordón (León) y, un año después, obtuvo una plaza de maestra en Santa Uxia de Mandiá, donde permaneció hasta 1928. Durante ese tiempo tuvo que sufrir las amonestaciones del alcalde por montar a caballo a horcajadas, postura que no creía decorosa para una maestra, mientras se ganaba día a día el cariño de los vecinos de la aldea. Siempre se mostraba alegre y atenta con todo el mundo y, cuando cerraba la escuela, se acercaba a los domicilios a dar clases particulares de forma desinteresada a una población mayoritariamente analfabeta. Llegaron a tenerla en tan alta estima que el 18 de diciembre de 1925 le hicieron un reconocimiento público otorgándole “una distinción especial por sus indiscutibles méritos.”

En 1928, se trasladó a vivir a Ferrol con su familia donde, seis años después, empezó a ejercer una importante labor educativa como gerente y maestra de la Escuela Nacional de Niñas en el Hospicio de Ferrol. La institución buscaba facilitar la integración social de los niños abandonados a través de la enseñanza primaria, la preparación musical y formación en aquellos oficios con más salidas de empleo en el municipio. En 1934, la Comisión Depuradora del Magisterio de la Coruña le abrió un expediente de depuración a raíz de una suscripción de cincuenta céntimos mensuales a un fondo de ayuda a las familias de los maestros presos en la revolución de octubre que tuvo lugar ese año en Asturias. Se proponía una sanción de un mes de empleo y sueldo. Para Ángela supuso la mayor ofensa que había recibido en su vida y en su descargo argumentó que «sólo creí practicar unan obra de caridad cristiana, no me pareció que fuese nada malo el atender a los niños». Tras la investigación, el caso fue archivado en 1941 por la Comisión Superior Dictaminadora de Expedientes de Depuración, con la confirmación de la profesora en su cargo.

En 1940 inició su labor como escritora que se concretaría en la publicación de dieciséis libros. En el silencio de la noche, gestaba nuevas ideas que perseguían la mejora de la educación infantil. Sus hijas, ya adultas, recuerdan como se dormían al son del repiqueteo de la Hispano-Olivetti de Ángela.

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Dos de sus primeras obras, escritas en 1941, versaron sobre un nuevo método taquigráfico y el diseño de la máquina que permitía implementarlo. Para hacerlo, contaba con un nuevo orden más sencillo de signos y caracteres que podía aplicarse a cualquier idioma. Para Ángela, la multitud de lenguas que existían dificultaba la transmisión del conocimiento pero, visto que la introducción del esperanto fracasaba, añadió el inglés y el francés a todos sus inventos. Creía que era importante empezar a introducir los nuevos idiomas en la infancia, cuando al niño le resultaba más sencillo.

Otro de los inventos destacados de su prolífica obra fue el Atlas Gramatical que consistía en un desplegable dividido en unidades didácticas separadas que mantenían asociaciones de conceptos. Su versión más ambiciosa vino después, el Atlas Científico Gramatical pretendía relacionar la ortografía, morfología, fonética o sintaxis de la lengua española con la geografía del país. Ambos mapas estaban diseñados en impresión policolor y fueron admitidos por la RAE y el Ministerio de Educación.

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Desde 1945 hasta su jubilación, compaginó su labor como profesora en el Instituto Ibáñez Martín con las clases nocturnas que impartía de forma gratuita en la escuela obrera. También fundó su propia academia a la que puso el nombre de ELMACA, en honor a sus tres hijas Elena, Elvira y Maria del Carmen. Situada en su vivienda de la calle Real, tenía como objetivo la formación de aquellos jóvenes que habían perdido el trabajo tras la guerra.  Junto al capitán de artillería Ignacio Cabezón Leira, al que puso al frente de la gerencia, les preparaban para el acceso a oposiciones, a empresas emergentes de la zona o a exámenes de ingreso a escuelas superiores.

Su academia también era el lugar donde organizaba tertulias sobre temas muy diversos con todos los vecinos que querían participar. El rincón donde leía las cartas de los familiares que habían emigrado a América a aquellos que no sabían leer ni escribir. Durante Semana Santa, abría los balcones de la galería para que quienes quisieran pudiesen ver en primera fila las procesiones. En la intimidad de su domicilio, disfrutaba cocinando y cosiendo prendas y complementos para sus hijas. Cuando salía, le gustaba asistir a los coloquios que se organizaban en el Casino y que supusieron la entrada de la mujer en las actividades del centro. Pero, sobre todo, gozaba paseando por la naturaleza, adentrándose en el frío mar del norte desde las playas de Jorge o Cobas.

Siendo directora del Instituto Ibáñez Martín le surgió la idea de un libro mecánico que permitiese «aliviar el aprendizaje, con el mínimo esfuerzo conseguir los máximos resultados». Pensó que podía conseguirse haciendo la formación más atractiva y adaptándola al nivel y dificultades de cada estudiante. Para ella,  el aprendizaje no consistía en memorizar y recitar una lección sino en razonar y pensar sus contenidos. Deseaba diseñar un libro más ligero que albergase diferentes asignaturas y que sirviese de soporte a los maestros para poder añadir sus propios materiales, quería construir una Enciclopedia Mecánica. La patente fue presentada el 7 de diciembre de 1949 bajo el título «Un procedimiento mecánico, eléctrico y a presión de aire para lectura de libros». La descripción que la acompaña es la siguiente:

Abierta, consta de dos partes. En la de la izquierda lleva una serie de abecedarios automáticos, en todos los idiomas: con una ligerísima presión sobre un pulsador se presentan las letras que se deseen, formando palabras, frases, lección o tema y toda clase de escritos. En la parte superior de los abecedarios lleva a la derecha una bobina con toda clase de dibujo lineal, y en la de la izquierda otra con dibujo de adorno y figura. En la parte inferior de los abecedarios, un plástico para escribir, operar o dibujar. En la parte interior, un estuche para guardar asignaturas. En la parte de la derecha van las asignaturas, pasando por debajo de una lámina transparente e irrompible, pudiendo llevar la propiedad de aumentos, pueden ser estos libros luminosos e iluminados para poder leerlos sin luz. A la derecha e izquierda de la parte por donde pasan las materias lleva dos bobinas, donde se colocar los libros que se desee leer en cualquier idioma; por un movimiento de los misma van pasando todos los temas, haciendo las paradas que se quieran o queda recogido. Las bobinas son automáticas y puede desplazarse del estuche de la ENCICLOPEDIA y extenderse, quedando toda la asignatura a la vista; puede estar sobre una mesa (como los libros actuales) o perpendicular, facilitando comodidad al lector, evitando con ello gran número de esfuerzos intelectuales y físicos. Todas las piezas son recambiables. Cerrado, queda del tamaño de un libro corriente y de facilismo manejo. Para autores y editores el coste de sus obras se aminora considerablemente, por no necesitar ni pasta ni encuadernado y queda impresa de una tirada, o cada una de sus parte (si consta de varias), resultando este procedimiento un bien general.

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Ángela estaba convencida de que su Enciclopedia Mecánica transformaría el aprendizaje y se mantuvo al corriente en los pagos por las anualidades de su patente hasta 1961. Pero, a pesar de los esfuerzos que hizo, no fue posible convertir la antigua enciclopedia escolar a la Enciclopedia Mecánica. Tras el fracaso, el  10 de abril de 1962, solicitó la nueva patente de invención que se convertiría en el formato definitivo: «aparto para lecturas y ejercicios diversos». Contaba con un diseño ligeramente distinto al de la enciclopedia pero conservaba las prestaciones que Ángela creía imprescindibles. Se trataba de un libro portátil, ligero y de sencillo manejo que aunaba las distintas asignaturas y valía para alumnos con dificultades visuales.

Para esta patente se construyó un prototipo en el Parque de Artillería de Ferrol en diversos metales y madera. Tenía el tamaño de un libro de 24 por 22 centímetros de formato y un grosor de 6 centímetros. Su creadora lo paseó por certámenes y exposiciones. No estaba dispuesta a rendirse. Estaba segura de la innovación que representaría en pedagogía y didáctica. En una entrevista que le hicieron, a los 67 años,  en el Correo Gallego, habló de su invento en estos términos:

Los libros mecánicos proporcionan muchísimas ventajas. El mío ha sido ideado para todos los idiomas y facilita grandemente el trabajo a profesores y alumnos. Responde al progreso del vivir actual y cumple las leyes de enseñanza general. Por su calidad de internacionalidad, facilita en el mundo el arte de enseñar a profesores, pedagogos, especialistas de la enseñanza… es atractiva y práctica. Se trata de una pedagogía ultramoderna. (…) Auxilia a la ciencia de la Enseñanza y creo que cumple los fines que me he puesto al idearlo.

La Enciclopedia Mecánica recibió premios, distinciones y elogios pero, a pesar de que Ángela peleó hasta el final por ver su sueño convertido en realidad, no despertó el interés necesario para su comercialización. Ni siquiera en los setenta logró que viera la luz una versión en plástico que hubiese estado al alcance de cualquier escolar. Ángela nunca pudo ver su invento en las manos de los niños.

El libro electrónico guarda muchas similitudes con la Enciclopedia Mecánica de Ángela Ruiz Robles pero todavía no cumple el fin para el que fue inventada esta última. Los principales destinatarios del invento eran los alumnos de primaria y secundaria, sin embargo, estos siguen cargando libros de texto de papel y, todavía no disponen de un ebook donde almacenar los contenidos de las diferentes asignaturas y cargar materiales creados por sus profesores.

Doña Angelita, que era como se la conocía en Ferrol, disfrutó enseñando a sus alumnos, a sus hijos y a sus nietos. Era maestra las 24 horas del día, todos los días, siempre. Lo fue hasta el 27 de octubre de 1975.

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BIBLIOGRAFÍA

Ángela Ruiz Robles, precursora de los libros electrónicos http://www.alpoma.net/tecob/?p=8603 vía @alpoma

Ángela Ruiz Robles y la invención del libro mecánico, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Ángela Ruiz Robles, la enciclopedia mecánica. Programa Con Ciencia, La2, TVE. Disponible online: http://www.rtve.es/alacarta/videos/con-ciencia/ciencia-angela-ruiz-robles/2138256/

Acerca de Laura Morrón Ruiz de Gordejuela

Licenciada en Física por la Universidad de Barcelona y máster en Ingeniería y Gestión de las energías renovables por IL3. Tras desempeñar su labor profesional durante diez años en el campo de la protección radiológica, tuvo la oportunidad de entrar a trabajar en Next Door Publishers, donde, como editora, puede aunar su pasión por la divulgación científica y los libros. Aparte de esta labor, desde 2013, ejerce de divulgadora científica en el blog «Los Mundos de Brana» —premiado en la VI edición del Concurso de Divulgación Científica del CPAN— y en las plataformas «Naukas» y «Hablando de Ciencia». Ha colaborado en los blogs «Cuentos Cuánticos» y «Desayuno con fotones» y en los podcasts de ciencia «La Buhardilla 2.0», «Crecer soñando ciencia» y «Pa ciència, la nostra». Es integrante del Grupo Especializado de Mujeres en la Física de la Real Sociedad Española de Física (GEMF), la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF), El Legado de las Mujeres y la ADCMurcia. En 2015 fue galardonada con el premio Tesla de divulgación científica de «Naukas». Es autora del libro «A hombros de gigantas».
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26 respuestas a Ángela Ruiz Robles, la maestra inventora

  1. Naia Pereda dijo:

    Muy interesante e inspirador. Se lo voy a dejar a mis niñas para que lo lean. Un beso, Laura!

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  2. Melli dijo:

    Me encanta la historia de esta mujer, como mujer, como madre, como profesora y como persona. Había leído sobre ella, pero estaba esperando el toque de Laura Morron que como siempre es «otra cosa». Biografía con corazón. Gracias Laura. ¿Para cuándo una recopilación de todas tus biografías?

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    • Hola Melli,
      Mientras la hacía pensaba en ti y la he hecho con un cariño especial. Muchas gracias por descubrírmela y por animarme a hacerla aún habiendo muy buenas entradas sobre esta gran mujer.
      Un petonet!

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  5. mcastigarcia dijo:

    Como me gustan tus biografías! y esta me toca de cerca: Maestra y algo gallega.
    Lo que más me gusta era lo inteligente,capaz y «moderna» que era.
    En el Muncyt de A Coruña tenemos ese libro, se lo enseño a mis hijos y alumnos. Ellos lo ven un poco raro, pero cuando sean más mayores entenderán su importancia.

    Un beso Laura Morrón

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  19. Iván dijo:

    Hola Laura, ¿sabes quién es el autor de las 2 fotos en blanco y negro de Ángela? Gracias.

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