Blas Cabrera, físico, humanista y profesor

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En la fotografía aparecen dos hombres recorriendo las calles de Madrid. Uno de ellos es el  célebre Premio Nobel de Física Albert Einstein, al otro, por desgracia, nos cuesta identificarlo. Nos resulta difícil reconocer a Blas Cabrera, el padre de la Física Moderna en España. Un gran científico que, durante la primera mitad del siglo XX, contribuyó a la ciencia con importantes aportaciones propias, llevó a cabo una prolífica labor divulgativa de la Relatividad y la Mecánica Cuántica y logró que las investigaciones en Física y Química que desarrollaban en el territorio español despertasen interés a nivel mundial. Una persona cuya historia forma parte de la cultura científica, cuyo recuerdo debería permanecer.

Blas Cabrera Felipe, el primer hijo del abogado y notario Blas Cabrera Topham y de Antonia Felipe Cabrera, nació en Arrecife el 20 de mayo de 1878. Todavía era un niño que correteaba por las calles del lugar cuando la familia se trasladó a Tenerife. Los motivos del cambio de residencia se desconocen. Pudo ser debido a una mejora en las condiciones laborales del cabeza de familia, a una mayor proximidad a los centros de enseñanza secundaria y a las Universidades de La Laguna, dónde algún día podrían ir a estudiar sus hijos, o por razones derivadas de asuntos políticos. En cualquier caso, el ambiente cultural de Blas mejoró en la mudanza. Inició su aprendizaje en una de las dos escuelas de primaria de Arrecife aunque, debido al traslado y a la pésima situación de la educación pública, se formó, principalmente, con profesores privados. La posición social y económica de su familia se lo podía permitir.

Blas era inquieto y revoltoso y no sentía especial interés por los estudios. Prefería salir a jugar a la plaza que someterse a la disciplina de las aulas o encerrarse en casa. Aún así, continuó su formación completando la Enseñanza Secundaria, a los 16 años, con un expediente destacable. Sin embargo, los comentarios de sus profesores, que acompañaban el documento, señalaban la poca atención que prestaba en las clases. Sólo el profesor de Física y Química resaltaba la especial afición e interés de Blas por sus materias. Subrayaba también,  la meticulosidad de su trabajo en el laboratorio. Esto último, no deja de ser remarcable puesto que, años más tarde, realizaría todos sus hallazgos en base a resultados experimentales. Pero en aquel entonces, sus padres, esperanzados con que su hijo siguiese la carrera familiar y se hiciese notario, no percibieron la atracción del joven por la experimentación. Pero no fue la única pasión que descubrió en el instituto. Allí también conoció al amor de su vida y su futura esposa María Sánchez Real. Por fin, el 17 de septiembre de 1894, obtuvo el Título de Bachiller y se trasladó a Madrid a cumplir el sueño paterno.

Allí, mientas iniciaba la carrera de Derecho, entró en contacto con el ambiente científico de Ramón y Cajal. La asistencia a sus tertulias cultural-científicas del Café Suizo le hizo cambiar su interés por el estudio de las leyes jurídico-sociales por el de las naturales. Abandonó la carrera de Derecho para matricularse en Física y, cuatro años más tarde, se licenció en Ciencias Físico Matemáticas por la Universidad Central de Madrid. En 1901 se doctoró en Ciencias Físicas con la tesis: «Sobre la variación Diurna de la Componente Horizontal del Viento», que fue calificada de Sobresaliente y dotada con el Premio Extraordinario. Ese mismo año sacó la plaza de profesor ayudante de Electricidad en la Facultad de Ciencias y en 1905 la de catedrático de Electridad y Magnetismo en la Universidad de Madrid. Para entonces ya había publicado numerosos estudios científicos en la Revista de la Sociedad Española de Física y Química, de la que fue socio fundador en 1903. Sus trabajos se centraron en la investigación de las propiedades de los electrólitos, la variación de la resistencia de los metales en el interior de los campos magnéticos y las propiedades magnéticas de la materia.

Don Blas Cabrera y Felipe Catedrático de Física Teórica y Experimental - Foto Oficial de la Facultad de Ciencias

Foto Oficial de la Facultad de Ciencias

En 1910 ingresó en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, leyendo el 17 de abril, el discurso: “El éter y sus relaciones con la materia en reposo”. Desde entonces empezó a publicar trabajos, sobre el principio de la relatividad. Un año más tarde, consiguió su primer  cargo de responsabilidad al ser nombrado Director del Laboratorio de Investigaciones Físicas creado por la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas y en 1912, pensionado por la misma Junta , viajó a Zurich para aprender del mayor experto en magnetismo de la época, Pierre Weiss. De aquel encuentro surgió una buena amistad entre ambos científicos y las investigaciones de Cabrera pasaron a orientarse hacia el campo de la Magnetoquímica.

En 1915 recorrió Sudamérica, en compañía del Ministro de Instrucción Fernando de los Ríos, como mensajero cultural de España. Durante el viaje ofreció conferencias científicas en un gran número de países como México, Perú, Colombia o Argentina y obtuvo diversas distinciones.  Fue nombrado Doctor Honoris Causa en varias universidades, Profesor Honorario en las de México y Buenos Aires y miembro de las Academias de Ciencias de Lima y Bogotá. Su prestigio como científico iba en constante aumento. En 1916 se convirtió en Presidente de la Sociedad Española de Física y Química e inauguró en México el Instituto Hispanoamericano, como Profesor Extraordinario. Dos años más tarde la Universidad de Estraburgo le nombró Doctor Honoris Causa y en 1921 pasó a ser miembro del Comité Internacional de Pesos y Medidas, con sede en París. Ese mismo año, en el discurso de apertura del curso 1921-1922 de la Real Academia de Ciencias de Madrid denominado “Sobre el estado actual de la Física”, mostró su total aceptación de la teoría de la relatividad. A diferencia de lo expresado en conferencias de años anteriores, asumió, por fin, la desaparición del éter como hipótesis.

El año 1923 fue uno de los años más importantes en la vida de Blas Cabrera. Einstein llegó a Madrid el 1 de marzo y Blas Cabrera ejerció de anfitrión durante toda su visita a la capital. La presentación oficial tuvo lugar el día 4 en la Real Academia de Ciencias. Allí, ante la presencia del rey Alfonso XIII, Cabrera expuso el trabajo del premio Nobel de Física ante los allí presentes. La precisión con que lo hizo conmovió al genio de la relatividad: “Vuestras palabras han llegado a lo más hondo de mi corazón porque demuestran la forma consciente y cariñosa con que habéis estudiado el trabajo de mi vida haciéndoos eco de la frase del poeta: Queremos recibir menos alabanzas, y, en cambio, que se nos lea con aplicación”.

Einstein estaba en lo cierto, Cabrera había estudiado concienzudamente la teoría de la relatividad, convirtiéndose en el introductor de la misma en el territorio español. Su libro Principio de relatividad, editado por la Residencia de Estudiantes, puede considerarse uno de los mejores libros escritos sobre relatividad en esa época y el más completo publicado en España hasta entonces. Una obra compleja con una clara voluntad pedagógica, que entrelazaba los aspectos históricos con los conceptuales. La finalidad del libro consistía, en palabras de su autor, en “… llevar al ánimo de mis oyentes y lectores la convicción de que las alteraciones impuestas por el principio de relatividad en los conceptos fundamentales de la Filosofía natural están impuestas por la observación y la experiencia, y vienen a depurar nuestro conocimiento positivo de ciertos postulados que subrepticiamente se introdujeron en él.” Es decir, pretendía demostrar que el principio de relatividad debe ser un postulado necesario de la Filosofía natural. Fue su gran contribución a esta teoría puesto que a partir de entonces se limitó a elaborar artículos de carácter divulgativo y a impartir cursos.

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Por lo que respecta a su faceta como investigador, uno de sus trabajos más significativos fue el de las medidas de los momentos magnéticos de los iones de las Tierras Raras. La  interpretación teórica del experimento,  fue desarrollada por Van Vleck, que se refería a Cabrera como “el físico que hizo el experimento adecuado en el momento oportuno”. Por aquel entonces, nuestro físico también investigaba otros problemas como el mecanismo de la disociación electrolítica, la resistencia eléctrica de los metales ferromagnéticos, la génesis de los elementos químicos, etc.

El refrendo social de la física en España que supuso la visita de Einstein, condujo a que, tres años más tarde, la Fundación Rockefeller decidiese donar créditos al Estado español para la creación de un Instituto que albergase las investigaciones que se desarrollaban en el ‘viejo’ laboratorio que dirigía Cabrera. Este último se encargó de conseguir las instalaciones idóneas para el nuevo Instituto Nacional de Física y Química que fue inaugurado el 8 de febrero de 1932 por Fernández de los Ríos. Su organización se dividió en 6 secciones distribuidas entre la Física y la Química: Electricidad, Rayos X, Química Física, Espectroscopía, Química orgánica y Electroquímica y supuso una gran contribución en el  avance del estudio de la Física y Química experimental en España.

Blas Cabrera se había ganado una merecida reputación en la comunidad científica española pero no fue hasta la publicación de «El Átomo y sus propiedades electromagnéticas» , en 1927, que contó con una verdadera proyección internacional, convirtiéndose en uno de los físicos más brillantes de la época. Buena prueba de ello es su elección como Académico de Ciencias de París en 1928 y su posterior nombramiento como miembro del Comité Científico de la VI Conferencia Solvay de FísicaDicho comité estaba formado por 9 destacadas personalidades del campo de la Física y su candidatura había sido propuesta por los premios Nobel Marie Curie y Albert Einstein. Blas Cabrera participó en la VI Conferencia Solvay sobre Magnetismo con el tema “Las propiedades magnéticas de la materia”, se mantuvo en el Comité durante la preparación de la VII Conferencia que tuvo lugar en 1933 para estudiar la “Estructura y propiedades de los núcleos atómicos” y participó en la organización de la VIII Conferencia bajo el tema “Partículas elementales y sus interacciones” que debía celebrarse en 1939, pero que fue suspendida a causa de la Segunda Guerra Mundial.

Congreso de Solvay 1930

Congreso de Solvay 1930. Blas Cabrera es el tercero, empezando por la derecha, de la primera fila.

Congreso de Solvay 1933

Congreso de Solvay 1933

En esa época también recibió otros cargos y responsabilidades de alto nivel como el puesto de Secretario del Comité Internacional de Pesos y Medidas, el de Presidente de la Academia de Ciencias de Madrid o el ingreso en la Real Academia Española, ocupando el sillón de Don Santiago Ramón y Cajal.

La insurrección de 1936 le sorprendió durante su rectorado en la Universidad Internacional de Verano de Santander, de la que había sido uno de sus fundadores. La creación de la misma en 1933, generó un brote de actividad intelectual que se prolongaría hasta la Guerra Civil. Cabrera tuvo que pasar por Francia para poder regresar a la zona de Madrid. Pero un año después decidió exiliarse a París donde permaneció hasta 1941. Mientras tanto, el bando franquista, mediante Orden Ministerial, le depuró como catedrático “por su pertinaz política antinacionalista y antiespañola en los tiempos precedentes al Glorioso Movimiento Nacional” e hizo presión para que abandonase el Comité Internacional de Pesos y Medidas. Esta situación dejó a Cabrera moralmente hundido y decidió tomar rumbo a México.

En la capital azteca, recibió una calurosa acogida en la Universidad Nacional Autónoma de México donde ejerció de Profesor de Física Atómica y de Historia de la Física. Allí siguió con sus investigaciones científicas al lado del profesor Vallarta, un joven físico mejicano especialista en el estudio de la radiación cósmica. En 1944, la institución Cultural Española de Buenos Aires publicó su último libro, El Magnetismo de la Materia y, un año después,  el 1 de agosto de 1945, falleció a consecuencia de la enfermedad de Parkinson.

Blas Cabrera, que tanto había contribuido en mejorar la situación de la ciencia española y darla a conocer a nivel internacional, murió sin ver cumplido el deseo de volver a su país.

Esta entrada participa en la edición LXI del Carnaval de la Física cuyo blog anfitrión es Hight Ability Dimension.

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Acerca de Laura Morrón Ruiz de Gordejuela

Licenciada en Física por la Universidad de Barcelona y máster en Ingeniería y Gestión de las energías renovables por IL3. Tras desempeñar su labor profesional durante diez años en el campo de la protección radiológica, tuvo la oportunidad de entrar a trabajar en Next Door Publishers, donde, como editora, puede aunar su pasión por la divulgación científica y los libros. Aparte de esta labor, desde 2013, ejerce de divulgadora científica en el blog «Los Mundos de Brana» —premiado en la VI edición del Concurso de Divulgación Científica del CPAN— y en las plataformas «Naukas» y «Hablando de Ciencia». Ha colaborado en los blogs «Cuentos Cuánticos» y «Desayuno con fotones» y en los podcasts de ciencia «La Buhardilla 2.0», «Crecer soñando ciencia» y «Pa ciència, la nostra». Es integrante del Grupo Especializado de Mujeres en la Física de la Real Sociedad Española de Física (GEMF), la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF), El Legado de las Mujeres y la ADCMurcia. En 2015 fue galardonada con el premio Tesla de divulgación científica de «Naukas». Es autora del libro «A hombros de gigantas».
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15 respuestas a Blas Cabrera, físico, humanista y profesor

  1. A Rivero dijo:

    Bueno, «moralmente hundido» por la presion politica y por los kilometros de trabajos forzados que se tragó uno de sus hermanos, detenido mientras Blas estaba en la comisión de servicios en Paris.

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  2. Magnífico post y una figura a reivindicar. Una cosa menor, no existe Real Academia Española de la Lengua, es la Real Academia Española.

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  3. Melli dijo:

    Sabrían «esos personajes» lo que era hacer una política antiespañola? Magnífico post Laura, super humano como siempre. Sigo insistiendo: un librico con todas esta entradas!!!

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  4. Jorge Alda Gallo dijo:

    Hola.
    Una pequeña corrección: es van Vleck, y no van Vieck.
    ¡Un post estupendo!

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  6. ununcuadio dijo:

    Muy buena entrada 🙂

    Me ha encantado enterarme de que Ramón y Cajal tenía tertulias culturo-científicas que atraían a los estudiantes de Derecho. Me gustaría que fuéramos capaces de lo mismo 🙂

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  8. ¡Hombre,Blas Cabrera! Uno de mi tierra. Gran artículo, Laura. Ese busto está en la entrada del instituto donde estudió, aquí en La Laguna. El instituto sigue funcionando en la actualidad, aunque en un edificio anexo. En la casa original hay, entre otras cosas, un museo con cacharros muy chulos del los s. XVIII y XIX: microscopios, telescopios, un… ay cómo se llama… pa medir el índice de refracción…
    Yo ahora mismo estoy con Monturiol, uno de tu tierra (¿quid pro quo casual?). A ver si lo acabo esta semana y lo publico el finde.
    A propósito, voy a ir próximamente a Barna (tengo mono de ver a mi sobrinita 🙂 ), así que si te apetece podemos vernos un día. Mándame un mail (asmystes AT gmail.com) y así tener tu correo y te digo las fechas exactas).

    Un besote. Y repito: buena entrada.

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