En los bares de Murcia se habla de ciencia. Ya no es sólo una materia de aulas y laboratorios, se trata entre copas y suscita un gran interés. La ciencia llena los recintos y conoce gente nueva en cada evento. Sus amigos de la Asociación de Divulgación Científica de la Región de Murcia, que sienten debilidad por ella, decidieron sacarla a la calle y la respuesta ha sido extraordinaria.
El proyecto se gestó y nació en Murcia pero no entiende de fronteras. En palabras del presidente de la asociación, y extraordinario divulgador, José Manuel López Nicolás (@ScientiaJMLN): “La Asociación de Divulgación Científica de la Región de Murcia está abierta a todo aquel que quiera asociarse y colaborar con ella, sea cual sea su comunidad autónoma de procedencia o su formación profesional. El único requisito que se pide es ser amante de la ciencia y entender la divulgación científica como una parte imprescindible de la misma.” Los socios, de orígenes diversos, formamos un grupo multidisciplinar con un nexo común: la pasión por la ciencia.
A nivel personal, el proyecto me conquistó des del principio y al asociarme sentí que iba a formar parte de algo especial, de esas iniciativas que hacen historia…
… En 1703, Isaac Newton, al ocupar la presidencia de la Royal Society of London for the Promotion of Natural Knowledge estableció una política que impedía la entrada a todo aquel que no perteneciese a la aristocracia. Con ello discriminaba a todas las personas de clase media que se interesaban por la ciencia y sabían que era necesaria tanto para el progreso de la humanidad como para el de su propio negocio. Los requisitos estipulados por Newton alejaron la ciencia moderna del hombre de la calle y propiciaron la creación de un nuevo oficio: el de conferenciante de filosofía natural, lo que a día de hoy conocemos como divulgador científico. Si la clase media no podía asistir a las instituciones a aprender ciencia, alguien tendría que explicársela.
Sin embargo, los nuevos divulgadores, no debían su aparición únicamente a Newton. Desde el 1698, se impartían, en Londres, conferencias públicas fuera del ámbito académico. El organizador que había tenido la iniciativa era el cervecero Charles Cox, que recuperó el papel de mecenas que había asumido Sir Thomas Gresham al fundar el Gresham College en 1579. El propósito de aquella institución había sido proporcionar educación científica a los comerciantes y artesanos de Londres. Gresham sabía la influencia que tenía la ciencia en la economía y era consciente que el progreso sólo podría alcanzarse si se formaba en temas científicos a los estamentos de la sociedad que generaban riqueza. Creó la institución el año de su muerte pero antes tuvo una vida bastante ocupada. Fue agente financiero de su gobierno en Holanda, experto en ingeniería financiera, espía, traficante de armas y fundador de la Bolsa de Londres en 1568. Sin duda, todo un personaje.
Charles Cox había ido más lejos, la había hecho más cercana al gran público. Las charlas tenían lugar en locales londinenses como el Marine Coffee-House, la antigua escuela de escritura Hand and Pen, el Swam Coffee-House, la Queen’s Head Tavern o el Temple Coffee-House. Eran gratuitas para los asistentes y Cox corría con el pago de los honorarios de los conferenciantes que, con frecuencia, ilustraban sus explicaciones con sencillas demostraciones experimentales. Entre los primeros divulgadores se encontraban John Harris, Humphry Ditton, Benjamin Martin, Robert Arnold, Francis Hauksbee jr. y el médico y químico Peter Shaw.
Los miembros de la Royal Society despreciaban estas actividades divulgativas tachándolas de vulgares. Pero conforme pasaba el tiempo la experiencia popular era tan satisfactoria que los propios miembros se integraron al circuito de conferencias y la institución no pudo esconder los hechos. Cada científico, a título individual, restauraba la alianza entre la ciencia académica y la clase media.
Gracias al entusiasmo y a la generosidad de Charles Cox, nació la divulgación científica tabernaria que tan buenos resultados dio y sigue dando…
…La ciencia se pasea por Murcia, quiere formar parte de la vida cotidiana. Necesita que la gente la conozca y comprenda su verdadero valor, que no le tenga miedo ni la sienta distante. Desea que los ciudadanos se percaten de su contribución en mejorar el día a día y que sientan como suya la defensa de la investigación. Compartirá con ellos nuevas actividades de la ADCMurcia y el vínculo entre ambos se hará mayor…
La ciencia ha salido a las calles y es el principio de una bella amistad. Si vives en ese pequeño punto azul pálido, tienes la oportunidad de participar de la iniciativa y hacer que esta unión sea más fuerte.
CONTENIDO ADICIONAL
– Nace la Asociación de Divulgación Científica de la Región de Murcia de José Manuel López Nicolás
– Per aspera ad astra [Nace ADCMurcia] de Daniel Torregrosa
– Presentación Oficial de ADCMurcia
– Entrevista a Mariajo Moreno para el programa Wiki de 7RM (min 12:21)
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